Escudo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO (UASD)

Fundada el 28 de octubre de 1538, con el nombre de Universidad Santo Tomás de Aquino. Se le asignaron los privilegios de las universidades españolas de Alcalá y Salamanca. Se erigió mediante la bula In apostolatus culmine, del papa Paulo III, sobre la base de un estudio conventual que desde 1518 mantenían los curas dominicos en Santo Domingo. Según la tradición medieval, las universidades se dividían en cuatro facultades: Teología, Derecho, Medicina y Artes, que corresponden al trivium (Gramática, Retórica y Lógica) y al quadrivium (Aritmética, Geometría, Música y Astronomía). La universidad aquina habría surgido con sus cuatro facultades. Luego, la decadencia de la colonia conllevó la supresión de alguna de ellas. Al fundarse la universidad tridentina de Gorjón (Universidad de Santiago de la Paz) en 1558 (con los bienes legados por el rico hacendado Hernando Gorjón) y pasar a manos de los jesuitas, se desarrolló entre estos y los dominicos, atrincherados en sus respectivas universidades, una larga rivalidad en torno a la primacía fundacional, que sería resuelta en 1954 con los aportes del dominico Vicente Beltrán de Heredia, quien halló en el Inventario de Bulas Perpetuas de Paulo III el registro correspondiente a la In apostolatus culmine. En 1959, César Herrera localizó en el Archivo de Indias una copia de la bula, cuyo original se habría perdido en 1586, en los incendios provocados en Santo Domingo por el pirata Francis Drake. A finales del siglo XVIII la universidad aquina acrecentaba su prestigio como institución de primer orden en la preparación de las élites coloniales, y estudiantes de otras tierras acudieron a sus aulas. Aportó los primeros rectores a las universidades de La Habana y Caracas. Contaba entonces con unos 200 estudiantes. Se cerró a raíz de los acontecimientos relacionados con el Tratado de Basilea y se reabrió en 1815. En este período ocuparon su rectoría José Núñez de Cáceres, el intelectual dominicano más destacado del momento, y el presbítero afrancesado Bernardo Correa y Cidrón. Fue cerrada de nuevo en 1823, poco después de iniciada la Ocupación haitiana, y así permaneció por más de un siglo. En 1859 el presidente Pedro Santana promulgó una ley que restablecía la antigua universidad, con una composición académica similar a la de las universidades medievales, pero por las contingencias políticas la citada disposición no se ejecutó y la Universidad no se reabrió. Finalizada la guerra restauradora, el Consejo de Secretarios de Estado, mediante Decreto del 31 de diciembre de 1866, creó el Instituto Profesional, que funcionó en lugar de la antigua universidad e impartió enseñanza superior durante casi medio siglo. En 1891, el Instituto Profesional cerró sus puertas, y en 1895 reapareció bajo el rectorado del arzobispo Fernando Arturo de Meriño. Finalmente, el 16 de noviembre de 1914, Ramón Báez, presidente provisional de la República y rector del Instituto Profesional, emitió el decreto que convirtió el Instituto en Universidad de Santo Domingo. De hecho, la Universidad se refundó en esta fecha. Las fuerzas de ocupación estadounidenses (1916-1924) afectaron la labor de la academia con la práctica de los “autorizados”, que permitía ejercer la medicina, farmacia y otras profesiones sin título universitario. Durante la tiranía de Trujillo, la universidad fue un ariete del totalitarismo. El 18 de octubre de 1934 otorgó su primer título de doctor honoris causa, que recibió el dictador. La Ciudad Universitaria se construyó a sugerencia del rector Julio Ortega Frier. El ajusticiamiento del tirano el 30 de mayo de 1961 permitió a la universidad conquistar autonomía y fuero el 31 de diciembre de ese mismo año, mediante la Ley No. 5778, promulgada por el presidente Joaquín Balaguer. Tras la guerra de Abril de 1965, la universidad fue sacudida por el Movimiento Renovador, que la transformó en una alta casa de estudios con libertad de cátedra, puertas abiertas y apego a la ciencia.