Poeta y periodista. Nació en San Pedro de Macorís y murió en Santo Domingo. Estuvo entre los fundadores y directores de la revista La Poesía Sorprendida, reimpresa en dos ocasiones por iniciativa suya. En 1962 organizó y dirigió la Escuela de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y en 1966 fue elegido vicedecano de la Facultad de Humanidades de dicha universidad. Dirigió el vespertino El Nacional desde su aparición en septiembre de 1966 hasta julio de 1974. Desde entonces se dedicó a labores literarias, colaborando en el suplemento sabatino de El Caribe con su sección “A suerte y verdad”. Formó parte de la Comisión Editorial de la Universidad Central del Este (UCE), que en 1984 le otorgó el título de catedrático honorario de la Facultad de Ciencias Jurídicas. En 1990, con motivo de sus 70 años, varias instituciones le hicieron reconocimientos, entre ellas: Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Universidad Iberoamericana (Unibe) y Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU); esta última también le otorgó en 1991 el título de profesor honorífico de la Facultad de Humanidades y Educación. Miembro fundador de la Comunidad Latinoamericana de Escritores, con sede en Ciudad de México. En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña de Henríquez, la única vez que compitió en un certamen. Su obra poética ha sido comentada en el país y en el extranjero; la crítica argentina María del Carmen Prosdocimi de Rivera publicó un extenso estudio sobre su poesía, así como la cubana Mercedes Santos Moray. Premio Caonabo de Oro de la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores. Publicó: Vlía, La leyenda de la muchacha, Poblana, Magino Quezada, Retiro hacia la luz, Son guerras y amores, Y con ayer tanto tiempo, El poniente, Cantos comunes, Estos días de tíbar, De paso y otros poemas, Mirando el lagarto verde, Los ríos hacen vocales, Celebraciones de cuatro vientos, Era como entonces, Andanzas y memorias, La guerrillera Sila Cuásar, La canción de la hetera y La moneda del príncipe.
Poema de Freddy Gatón Arce, Tus manos caen en la mía como un eslabón eterno